sábado, 21 de diciembre de 2013

MENSAJE DEL GRAN MAESTRO Solsticio de verano 2013

Queridos Hermanos:

El solsticio tiene para la masonería el mensaje primordial de la reflexión individual interna. La tarea que cada persona debe realizar para establecer el balance entre lo que hizo y dejó de hacer y entre lo positivo y lo negativo del resultado sus acciones. También, plantea la necesidad del análisis de las causas para que ello haya ocurrido y finalmente, el imprescindible examen acerca de la integridad de la conducta. Todo contrastado con la conciencia, con la voz que cada día, nos indica qué hacer.

Debe ser por la importancia de estas tareas, que el solsticio es una celebración. Una celebración de la oportunidad de  encontrarse consigo mismo, de evaluar lo acontecido y, sobre todo, de la oportunidad de planificar el desarrollo individual con la mira puesta en el servicio a los demás.

Hay muchos elementos que deben concurrir en cada persona, para que las tareas planteadas sean ejecutadas esperando resultado de las mismas. La voluntad de hacerlo, es la condición inicial imprescindible y determinante. El definir que el contexto es uno mismo, es fundamental. La decisión de ser honesto en el examen, es esencial. Y el sentido de esperanza del tiempo futuro es vital. Junto al convencimiento de que, estas labores deben hacerse para ser cada día mejor.

El solsticio es un momento de silencio y quietud que nos desafía a realizar un análisis individual de lo  realizado. Nos invita a hacer una introspección para reencontrarnos, nos impele a sumergirnos en nuestra propia oscuridad, para renacer de ella con una nueva luz y con una visión renovada de nuestra misión en la vida.

Celebremos este solsticio haciendo estas labores, compartamos nuestra poca o mucha luz con los hermanos recorriendo juntos el camino de la vida y mantengámonos firmes en nuestra decisión de construir un hombre mejor y a partir de él conseguir un mundo mejor.

Saludemos alborozados el solsticio, porque nos muestra cómo con orden y en armonía con las leyes del Universo, podemos cumplir con la misión que cada uno tiene en la vida. Hagámonos inmortales por nuestras obras, dejemos huella en este mundo por nuestras acciones, trabajemos sostenidamente por ser mejores y por hacer de nuestro planeta un lugar mejor para todos. Regalémonos, en este solsticio, la posibilidad de mejorar y continuar nuestro oficio de constructores de la vida.



Mario Raúl Cabrera Ruiz

GRAN MAESTRO